La última dictadura cívico militar impuso a sangre y fuego un plan económico nefasto para los intereses nacionales. Para alcanzar sus objetivos se valió del secuestro, tortura, desaparición y muerte de 30 mil compañeras y compañeros. Hasta practicó la apropiación ilegal de sus hijos.
El golpe genocida también trajo graves consecuencias para nuestra Comunidad Universitaria, que no deben ser olvidadas en estos tiempos en los que resurgen los discursos de odio: la detención y desaparición de Estudiantes, Docentes y Nodocentes y el cierre de nuestra Casa de Estudios.
A 40 años de la recuperación de la Democracia en la Argentina, nos preparamos para celebrar también las cuatro décadas de la Reapertura de nuestra Universidad. La Democracia es, para la UNLu, nada más y nada menos que una condición de existencia.
Sin embargo, en 2023 todavía podemos decir junto a los Reformistas de 1918 que “los dolores que nos quedan son las libertades que nos faltan”. Surge de modo evidente la necesidad de profundizar los derechos democráticos de nuestra Comunidad Universitaria.
El anacronismo de nuestro régimen impide todavía hoy que los sectores mayoritarios de la Universidad contemos con la representación que nos corresponde en los cuerpos colegiados. ¡Todavía permanece vetada nuestra posibilidad de conducir la Universidad!
En este nuevo aniversario del 24 de marzo de 1976, desde ATUNLu convocamos a todas las compañeras y a todos los compañeros Estudiantes, Docentes y Nodocentes a reflexionar sobre la necesidad de construir más Democracia en la UNLu.
Llamamos a esta discusión con humildad, amor y orgullo por nuestra Universidad. Que la Memoria del Terror resulte una herramienta para avanzar hacia un futuro más pleno, que nos incluya a todas y a todos, y no motivo de parálisis y conformismo.